sábado, 12 de junio de 2010

La pequeña Chesto


Sería una chiquilla de 7 años cuando realmente fuera consciente del mundo que la rodeaba y de como le encantaban esos veranos en la casa de sus abuelos.

A esa edad sería cuando grabara con mayor nitidez en su memoria los recuerdos de infancia que añoraría 10 años más tarde cuando en su vida habrían cambiado muchas cosas,  desde como se veía, pasando por como pensaba, hasta la gente que habría de poblar su vida en ese tiempo.

Le encantaba jugar en el jardín principalmente porque nunca había tenido en su casa un jardín como dios mandaba y casi siempre robaba las zarzamoras que crecían en él aunque terminaba espinandose. Cuando el árbol de nísperos se llenaba del fruto, ella saltaba intentando alcanzar los más cercanos aunque casi nunca tenia exito y no podía subirse al árbol porque recibió una tunda cada vez que lo intentó por manchar el vestido y porque se podía caer y quedar paraplejica y y y...bueno el caso es que le podía pasar algo malo.

El sabor dulce de las gorditas de nata y los nísperos, el olor a pasado de las habitaciones, los colores calidos de toda la casa y la adrenalina de estar en la azotea serían sensaciones que quedarian grabadas como hierro al rojo vivo en su memoria.

Un chihuahua pequeño y valiente como ninguno era el que habitaba ese grandioso jardín cuyas enredaderas cubren las paredes y siempre hay flores. Ella y sus primos disfrutaban entrando en el corriendo para alterar al perrillo que les ladraba con furia persiguiéndolos cada vez que hacían eso.
Sólo una vez logró el objetivo y resultó agarrar por el pantalón al chiquillo más travieso de todos, sus berridos llegaron hasta donde estaban todos los tíos que cuando lo vieron, soltaron una carcajada y le dijeron que se lo iba a comer. Desde entonces jamas se volvió a acercar al jardín mientras vivió el perrillo llamado "peque".

Pero como en todo, el tiempo pasa, las cosas cambian y los niños crecieron. Crecieron para convertirse en pubertos y luego los jóvenes que son ahora. La niña traviesa e inquieta, que corría de un lado para otro, ahora es una adolescente callada pero igual de curiosa que hace 10 años, que puede subirse a bajar los nísperos del árbol y tomar las zarzamoras sin espinarse, subir a la azotea sin sentir la emoción de la altura porque ha estado en lugares más altos, que extraña el sabor de las gorditas de nata pues sus abuelitos ya no deben tomar leche bronca y las gorditas eran completamente hechas por su abuelita y tias, que ahora ve a sus primos pequeños entrar al jardín sin miedo pues la "peque" murío hace más de 6 años y que ver el tiempo ha pasado en esa casa para hacerla más vieja pero más significativa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

..y saber que en esas épocas lo que más ansías es crecer....y con el transcurso del tiempo pasas el resto de tu vida añorando aquellos años....donde la decisión más difícil de tomar la podías arreglar con un one...two..three..
..Me encanta la etapa que vivo..de verdad disfruto todo este rollo de ser "grande" y tener "libertad" de hacer muchas cosas...pero no puedo evitar pensar en aquellas épocas en que no me preocupaba si al egresar conseguiría un buen trabajo o si podré cumplir con todas aquellas expectativas que la sociedad y mi familia demandan...

..[[*JoLly aZuL*]]..

Anónimo dijo...

Wowwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww

Genialllllllllllllllllllllllll

Sorprendeteeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

Gracias Chesto por compartir estas lineas, me encantaron, tienes ese Don de escribir y luego hacer al lector trasportarse con su imaguinacion a ese momento ke tanto añoras.Ojala algun dia me firmes un libro.

P.D.Lero Lero no alcansaba las frutikas...

Atte. Tu Paisana Cris.

Marin dijo...

:O... que linda historia :)... que linda la pequeña chesto.. y que bonitas experiencias... Gracias por compartirla...

Saludos!